miércoles, 6 de julio de 2011

EL LUGAR DONDE INCLINO MI CABEZA


La dinámica que impone el mundo global tan bien ejemplificado en el universo de las comunicaciones, no permite a veces el encuentro de las personas consigo mismas y menos el contacto con el otro, a través de la reflexión calida y serena, rica en matices donde lo intimo sea lo convocado en el tránsito de este encuentro
.
“El Lugar donde inclino mi cabeza”, precisamente hace un llamado urgente a esa necesidad. A ese intercambio sutil, lleno de honestidad individual, donde la auto-reflexión que transmite, sin duda va más allá de cualquier orilla, invitando al lector a indagar sobre sus propias reflexiones, si las hay, de lo contrario, conminándolo a ellas.

No es posible la indiferencia, cuando la autora, te susurra “cuando una legión de pasar/ resistía los tacos lacerados / de tanto sentir el mundo.

Hay en esta voz tan universalmente femenina, diversos giros sobre los mundos posibles para una poética que se expande en variedad de raíces, pero tan sutilmente integradora que pareciese un solo gran poema. En efecto, estos textos no se apartan de la tradición cuando nos habla del amor, de la muerte, lo divino, la belleza, en fin, los temas consagrados en cualquier obra literaria, pero el destello de su propia voz se nos aparece en el momento de los instantes….. ese minúsculo acento que el tiempo perfora y que queda suspendido en la espera inmanente de su aprehensión.: “ y sin cuestiones de fe / se marca la ruta de un designio / se escuchan otras voces, el día de mañana”.

Esta obra, tal vez poco usual en el estridente mundo contemporáneo, contiene además un delgado hilo transversal que misteriosamente va marcando encuentros y desencuentros con la divinidad como en una permanente dialéctica, que apunta a un definitivo creer, como una necesidad de la palabra, para que efectivamente se haga verbo : “ Amén yo no dije por tu nombre, no fui ángel / nunca grité en la caída. / yo miraba desde el otro pantano.. y al mismo tiempo “ Las teorías caen por la ventana / antes que el cielo sea alcanzado en un capitulo / y el vuelo retoma la fe perdida… /

El libro que hoy nos acompaña, dividido en dos capítulos, en donde el segundo de estos resume eficazmente la propuesta expresiva de la autora, no sólo en el “decir” sino, también, en la construcción de su escritura, en donde se constata , una síntesis, integración, y solidez estructural, que permite la apreciación de una voz segura, y en donde este, su primer libro, augura un tránsito esperanzador por la aventura de la poesía, para la novel poeta Paula Bécquer.



Fernando Rivera Lutz
Copiapó/Junio/ 2011